俳句
El haiku, un tipo de poesía japonesa caracterizado por su brevedad, es generalmente dividido en dos partes, la primera, la descriptiva y enunciativa; y la segunda debe contener un elemento activo, para conseguir originar una imagen lírica en la mente del lector o lectora. Aunque muchos señalan una variedad en el reparto de sílabas, suele contar con diecisiete moras o sílabas, escrito en versos de cinco, siete y cinco sílabas. La poética del haiku se basa generalmente en el asombro y emoción que siente el poeta o la poeta al contemplar la realidad, generalmente relacionada con la naturaleza. Además estos poemas suelen contener referencias indirectas o directas a estaciones del año mediante el uso de un “kigo”, es decir, una palabra que evoca a estaciones. Su estilo se caracteriza por la naturalidad, sencillez, la sutileza, y la austeridad. Lo principal de estas composiciones es el aware (哀れ), la emoción provocada por la contemplación de la naturaleza, que aunque suele ser melancólica, también puede ser alegre. Además, estas composiciones están apegadas a lo sensible y no contienen conceptos abstractos o metáforas, y se conciben como instrumento para el desarrollo espiritual. A menudo es acompañado del haiga, una pintura realizada por los propios poetas, sin demasiada perfección.
Un tipo de haiku muy llamativo es el Jisei, un poema de despedida de la vida realizado poco antes de morir o con mucha antelación pero con la idea de que ese será su jisei. Es una costumbre perteneciente a la cultura japonesa que parece reflejar el legado espiritual de la persona.
En cuanto a su origen, aunque esta poesía es usualmente vinculada con el zen, no encuentra su origen ahí, sino que esa conexión se produce por Matsuo Bashō, un monje budista que popularizó el haiku en Japón. Sin embargo sí se cree que su origen pueda situarse en los jueju, poemas chinos breves, ya que poseen una estructura y temática similar. También se relacionan con los katauta, otro tipo de poema anterior que tiene la misma métrica que el haiku. Los katauta van evolucionando hasta los hokku, que por su elevado valor poético se les bautiza con el neologismo haiku.