¿Cúanto significa el teatro para ti?
El teatro para mí es como un segundo cine, solo que muchísimo más apasionante. Me gustan las cosas reales, las que pueda contemplar que estén sucediendo en vivo más que las que se ven reflejadas en una pantalla llena de pixeles. Honestamente, es fascinante ver como se desemvuelve una trama delante de tus ojos siendo representada por personas que se han memorizado todo un papel para darte a ti el mero placer del entretenimiento teatral. En general, todo el ambiente es espléndido; las luces, el decorado, el propio escenario, caminar sobre él o simplemente el olor de la oscura sala impregnada de butacas rojas.
He de reconocer que siempre me ha conmovido este mundo del arte dramático, lo veo muy original, mucha coordinación y un trabajo inmenso pero precioso el que lleva detrás, y puedo decir que lo he vivido desde primera persona. Además, admito que acudo bastante al teatro. Aquí en Madrid es típico haber visto musicales tan reconocidos como El Rey León, Billy Elliot o Anastasia, que sinceramente, estuvieron genial. La última a la que asistí fue una novedosa incorporación del cine, La Historia Interminable, hace unas semanas que fui a verla y no me pudo encantar más; los efectos especiales y básicamente la forma en la que estaba hecha o realizada me maravilló, teniendo en cuenta el clásico antiguo del que hablamos y su desarrollo cinematográfico y ante todo, lector.
Sin embargo, no sólo hablamos del teatro al que vamos pagando una entrada, sino el escrito también, aunque como siempre dice Luisa: "todas las obra teatrales están hechas para ser representadas". Algunas son más sencillas y otras más complejas de leer y entender, dependiendo del siglo en que hayan sido escritas y cualquier cosa que haya podido condicionarlas, pero esto no tiene porqué influir en su importancia, por ejemplo, La Celestina por Fernando de Rojas, es una tragicomedia de 1499, lo sé, sorprende su antigüedad, y tal obra siguen haciendonosla leer en pleno siglo XXI y con razón, un clásico de los de verdad, merecido de ser apreciado.