17 oct 2022

La Ilíada - Homero


¿Cómo es la guerra para Homero?


En clase, hemos leído un fragmento de la Ilíada, una obra escrita por Homero. Esta obra, es de gran relevancia para el mundo entero pues ha sido, y sigue siendo muy influyente en la literatura, en especial en la procedente de la cultura occidental. 

Esta obra narra la batalla entre los griegos y los troyanos para rescatar a Helena, esposa del rey Menelao, de Paris, el príncipe troyano.








 En el primer fragmento que leímos, “Diálogo entre Andrómaca y Héctor”, trata el temor de Andrómaca  a la muerte de Héctor, su esposo, en el campo de batalla. Éste se encuentra decidido a presentarse en el campo de batalla, para defender tanto su honor como su patria, mientras que Andrómaca se niega a que vaya, pues ya ha perdido a demasiados seres queridos en el campo de batalla. Antes de terminar su intervención, Andrómaca le da un consejo a Héctor para que entre a la ciudad por otro lado más accesible, una gran idea que Héctor ignora, y por tanto fallece. 

En esta parte de la historia, se muestra algo de la cosmovisión de Homero, que resulta un tanto adelantada a su tiempo, pues sí daba importancia a los personajes femeninos en su obra, ya que la idea de Andrómaca resulta luego ser útil. Aquí se ve como Homero no la proyecta como tonta únicamente por el hecho de ser mujer, algo muy recurrente en obras con contenido misógino. Además, añade la perspectiva de desesperación e impotencia de las mujeres durante las guerras en su época, pues al no tener permitido luchar también, solo ven cómo sus seres queridos (solo los hombres) fallecen en el campo de batalla y no vuelven jamás. 

Si nos detenemos un momento a analizar la intervención de Héctor, vemos que contesta a Andrómaca de la siguiente manera:

“Todo esto me da cuidado, mujer, pero mucho me sonrojaría ante los troyanos y troyanas de rozagantes peplos, si como un cobarde huyera del combate.” Tras esta intervención, reconocemos a este personaje como alguien muy orgulloso y deseoso de mantener su honor, además de fiel a la creencia de esta época de la masculinidad, pues más tarde también justifica su decisión diciendo que debe de protegerla a ella de la esclavitud y a su pueblo, para así mantener su honor. Además, debemos resaltar que, el temor al fallecimiento de Héctor no es solo proveniente de Andrómaca, sino que se extiende también por las esclavas del palacio. 

En el segundo fragmento, “Príamo suplica a Aquiles por el cadáver de su hijo”, Homero narra cómo tras la muerte de Héctor, Príamo (su padre) entra en el campamento de los troyanos para suplicar a Aquiles por el cadáver de su hijo, ya que quiere darle un entierro digno. Tras pedirle clemencia y compasión, consigue incluso que Aquiles llore, afligido tanto por los recuerdos de su padre, como por los de Patroclo, su pareja, que también fue asesinado. Tras aquello, Aquiles aconsejó al anciano que se acostara fuera de la tienda para que no le encontraran y le preguntó cuántos días querría para el entierro de Héctor. 

En este fragmento, vemos que Homero analiza la guerra con perspectivismo, es decir, mostraba la perspectiva de ambos bandos, incluso, tal y como nos dijo Luisa, criticando al bando griego por el uso del llamado “Caballo de Troya” alegando al engaño injusto. Además, se pone en la piel de Príamo y en la de Aquiles, el cual perdió a Patroclo, su amante, y pensando en ello y en su padre, comienza a llorar a la vez que Príamo. Da la impresión que ensalza esta escena para mostrar el dolor de la guerra. Además es llamativo que, a pesar de Aquiles ser enemigo de Príamo, al menos en el campo de batalla, se compadece de él y le promete devolverle el cadáver de su hijo.  Con esta escena, Homero nos muestra de nuevo su avanzada cosmovisión en algunos aspectos, ya que ensalza la escena en la que ambos lloran, a pesar de que en esa época probablemente no estuviera normalizado que los hombres lloraran o mostraran su dolor y sentimientos.

Homero también escribió otra obra, “La Odisea”, en la cual narra la vuelta a casa de Odiseo, que viene de la guerra de Troya. Éste, además de haber estado diez años luchando en la guerra, tarda otra década en volver a Ítaca, tierra en la que reinaba. Al mismo tiempo, Telémaco, su hijo, y Penélope, su mujer, han de tolerar a los pretendientes que se le presentan, ya que todos daban por muerto a Odiseo.