Por quién doblan las campanas
¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece? ¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla? ¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe? ¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo? Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti |
Este es un poema metafísico escrito por el poeta inglés John Donne por el siglo XVII, y que a su vez forma parte de la obra de Devociones sobre ocasiones emergentes. Más tarde, sería editado de nuevo por la nueva antalogía de 1633, Poemas.
El poema es uno de los trabajos más notables del autor, y tal como menciona en sus versos, el poema tiene la idea de rechazar que cada uno puede seguir su propio camino, retirado de los demás. Según él, todos estamos conectados. Y esto nos deja claro el propio significado del poema: no somos seres individuales, al contrario, pertenecemos a una misma familia, a una raza, a la humanidad, además de que la muerte de quien sea debería ser un motivo de sufrimiento para todos, un pesar muy grande, ya que en cierto modo, hemos perdido una parte de nosotros.
Lo que quiero referirme con esto es que las mismas campanas en el poema son como fúnebres al tocar la muerte de la otra persona, tocando también para nosotros, porque la muerte forma parte de nuestra vida y está presente como un recordatorio, día por día, de que todos moriremos algún día, ¿triste verdad?
Por otra parte, el poema se presenta tan vívido y sincero por el propio hecho de que Donne lo escribió encontrándose gravemente enfermo, teniendo en cuenta el concepto de mortalidad constantemente en su mente.
Por último, decir que sus poemas metafísicos siempre han exprimido muchas series de metáforas, llevando a conclusiones muchas veces absurdas pero aun llegando a una conclusión mucho más contundente: nadie vive o existe solo, y todos somos parte de algo más grande que nosotros mismos.
No man is an island,
Entire all by itself,
Every man is a piece of a continent,
A part of the main.
If a clod (stupid person) were washed away by the sea
It would be Europe's loss
Just as much as if a promontory were
Or if your friend's house were.
Or if your home were.
Any man's death diminishes me,
Because I am involved in mankind.
And therefore, never ask who the bell tolls for;
It tolls for you.
John Donne (1572-1631)